A propósito de los propósitos en 2019, ¿cuáles son los tuyos?

Muchos esperamos que termine el año en curso, para que ahora sí, en cuanto empiece el próximo nos dispongamos esta vez a cumplir disciplinadamente con una lista de objetivos personales que nos proponemos, año con año, y con los que sabemos que nos sentiremos bien, y mejoraremos en muchos aspectos tales como dietas; arreglos en imagen personal; inicio de proyectos; cierre de ciclos; alejarnos de ciertas personas, vicios, energías y pensamientos negativos; aumentar autoestima o auto confianza; buscar nuevas experiencias; cambiar de trabajo; poner un negocio; ser mejor persona, amigo, pareja, etc., etc., etc.

Estos buenos deseos de cambio, se cruzan con la parafernalia navideña donde los centros comerciales simulan alegría y felicidad; las vacaciones; las buenas comidas; las reuniones con familiares y amigos cercanos en un ambiente más cordial que lo normal; luces de colores por todos lados; regalos; buena vibra, las clásicas películas donde triunfa el espíritu de la navidad sobre cualquier escenario adverso.

En suma con las celebraciones de fin de año; se logra un efecto de éxtasis y ficción psicológica en donde casi a cualquiera, le resulta fácil creer que todo es posible, y que ahora sí, para el año venidero su vida cambiará casi por arte de magia, y bastará con un pequeña dosis de fuerza de voluntad.

Ante todo esto hay una noticia buena y una mala.

LA MALA

La verdad que todos sabemos, es muy probable que como todos los diciembres de cada año, volvamos a repetir la misma lista de metas, con un par de propósitos nuevos incluidos:

Seremos flexibles e intentaremos comenzar el día 2 de enero con energía renovada, ya que el 1ero, estaremos desvelados, enfiestados o desganados, y prácticamente el día estará muerto, las tiendas cerradas y no quedará otra opción que ver películas, dormir, comer del recalentado e irse a dormir antes de las 10 de la noche.

Upss, pero pensándolo bien,  la semana ya está empezada, mejor iniciaremos el próximo lunes.

Empezaremos los cambios el día 6, y en esos días, nos daremos todavía algunos permisos.

Pero el dia 6 se viene Reyes y ni modo que hacerle el feo a la rosca, y otra vez es lunes, así que se desacompleta la semana, así que ya sin falta empezaremos a hacer cambios el 13 ¿ok? ¡El 13 de enero suena perfecto!

Llegará el tan esperado 13 de enero, y abriremos nuestro email para revisar esos pendientillos que quedaron rezagados a finales del año pasado, y ¡oh sorpresa! Por ahí encontraremos un trámite urgente que debe realizarse ya; la fecha límite de pago de un servicio indispensable; chamba atrasada que no vimos por enfocarnos en los mensajes navideños, etc.

Entonces comenzaremos a sentirnos de nuevo, un poquito nerviosos, vulnerables, molestos o deprimidos, porque eso que pensábamos a hacer a partir de ese fabuloso 13 de enero a las 9 de la mañana, se va a tener que postergar unas horas o unos días, por culpa de un maldito reporte que no nos acordábamos que teníamos que entregar a primera hora de llegada de la vacación y se nos recorrerán todos los pendientes, por lo que no será posible empezar al menos en esa semana.

Al ver que no es posible iniciar el día 13 con los compromisos de cambio que teníamos con nosotros mismos; buscaremos de nuevo otro lunes, ¿porque? No sabemos, pero queremos que los cambios sean en lunes; así que bueno, ya ni modo, será el 20 de enero…pero el 20 ya es más de la mitad del mes, así que chiste, mejor empezaremos en febrero ya bien, (el primer lunes de febrero eh) ya que haya pasado la cuesta de enero y las crisis emocionales del primer mes del año.

Ya en febrero nos será más fácil resignarnos para aceptar que ciertos planes, al menos este año ya no pudieron iniciarse, o por lo menos durante la primera mitad ( que chiste si ya no son los 12 meses) y cuando pasen de la segunda mitad, preferiremos comenzarlos hasta un nuevo año próximo, o mínimo para nuestro cumpleaños y así sucesivamente, por los siglos de los siglos amén.

Si acaso, empezaremos con alguna nueva actividad que nos emocionará un par de semanas, pero a la primera o segunda interrupción quizá vayamos restándole importancia, hasta que la abandonemos.

Ese pequeño coraje se irá transformando en frustración cuando poco a poco empecemos a aplazar por días, lo que sabemos que se convertirá en semanas y meses, y aunque suene como un chiste de principio, en realidad es un problema grave que a todos nos ha pasado, y que afecta directamente a nuestra realización personal y a nuestra libertad emocional.

Pretender que la llegada de una fecha sea indispensable para el comienzo de un cambio es fetichismo puro, es completamente absurdo, y sin embargo todos hemos caído en esa trampa mental, y con todo esto,  para nada te quiero pintar las cosas de forma negativa, y  desear que te suceda, muy al  contrario, por eso, nos enfocaremos en la siguiente perspectiva.L

LA BUENA

 Este asunto de los propósitos, es cuestión de mera percepción.

En cuanto decidamos salirnos de ese círculo vicioso de estar atenidos a la llegada de un nuevo año, mes, cumpleaños o lunes para comenzar lo que sea, nos daremos cuenta que cualquier cambio puede iniciarse a partir de ya.

Cualquier cambio debe contarse a partir del día que uno se atreve a intentarlo, no importa si cae en miércoles o domingo, y la única forma es haciéndolo sin hacer enormes procesos de racionalización.

El verdadero valor, se adquiere bajo la marcha y no dependiendo de un momento especial creado, cualquiera de las dos opciones es mental y solo es cuestión por decidirse hacia lo que es definitivamente más útil, conveniente y práctico.

Esperar plazos determinados, sin que exista un verdadero motivo y después alargarlos; lo único que causa, es aumentar los temores; sobre dimensionar los riesgos; reforzar la zona de confort; desperdiciar muchísimos días y tiempo valioso; y por supuesto un golpe duro a la autoestima, al no poder cumplir con objetivos personales por falta de voluntad.

Lo peor de todo es que este mecanismo de creencias limitantes de que los cambios deben hacerse al comenzar cada año nuevo o cumpleaños, viene arrastrándose de siglos atrás, se encuentra arraigado en personas mayores, y se sigue manteniendo a las nuevas generaciones.

Es obvio que siempre hay cosas que puedan cruzarse en el camino, pero lo importante siempre debe estar por encima de lo urgente.

Disciplinarse no es nada fácil, pero menos fácil será si nunca empezamos a construir las bases para lograrlo, ese poco a poco que nos ayude a acostumbrarnos a una nueva situación.

No podemos pretender correr 5 kilómetros diarios, sino hemos pasado por la experiencia de correr 1, luego, 2, 3 y 4 anteriormente.

La mejor fecha para empezar algo es ahorita mismo, y empezar quiere decir preparar el terreno, investigar cómo y que se puede hacer; conseguir material e información; ahorrar, pensar, hacer bosquejos; ensayar; practicar; aprender; empezar con poco y con lo que se tiene y se sabe; hablar con expertos en lo que queremos hacer, en fin miles de cosas se pueden hacer previas a una fecha que efectivamente podemos fijarnos para hacer algo más en serio, pero sin que pretendamos que todo suceda mágicamente de un momento a otro.

Hay que ser proactivos, y hacer que las cosas sucedan; construir las situaciones y los ambientes favorables, dejar de culpar a otros, o a las fechas o al clima por lo que nos sucede o lo que no nos sucede.

Siempre hay alternativas, y de ti depende quedarte sentado esperando a comerte las doce uvas para alardear de propósitos y cambios huecos; o iniciar el 1ero, o el 20 de enero; 8 de marzo; 9 de octubre o 13 de diciembre en serio,  viviendo la experiencia de un verdadero cambio de mentalidad que te permita controlar tu vida y cumplir tus sueños gradualmente, hasta que logres concretar con facilidad cualquier cosa que te propongas.

No te desanimes si no empiezas lo que quieres el primer día del año, hay 365, no los desaproveches, cada uno es el mejor momento para empezar, no alargues, no aplaces, atrévete cada día a hacer algo que te de miedo, pena o flojera y vas a ver como rápidamente tu mente va a empezar a acostumbrarse a hacer las cosas automáticamente sin dramatizarlas por dentro. si un día no sale, hazlo el siguiente.

El dinero se puede conseguir o pedir prestado, pero el tiempo perdido nunca se va a recuperar.

 Que tu 2019 tenga como propósito el poder iniciar planes y establecer objetivos en cualquier día; sin importar si es principio de año, de mes, tu cumpleaños o lunes;  y aunque en algunos momentos tengas pausas, distracciones o fracasos, logres el poder de levantarte, sacudirte y continuar con la  energía y control mental que necesitas para cumplir con  tus propósitos siempre, sobre todo si tu deseo es un día iniciar un buen negocio y tener una marca fuerte y competitiva.

Texto escrito por: Miguel Arredondo